Llega Pep Duran a la cita con esa cara que se le queda al narrador después de una sesión comprometida; en ese estado de ánimo del que lleva muchos años de oficio y sigue ilusionándose; con la sonrisa que es una bienvenida a la charla. El encuentro tiene lugar el último fin de semana del mes de julio en Sort, la población leridana en la que la asociación La Sal, bajo la coordinación de Martha Escudero, organiza el festival de narración oral “Un riu de contes”. Hasta aquí llegó hace un par de días el traginer Duran, acarreando su maleta llena de álbumes ilustrados, muñecos y objetos personales que le sirven para contar cuentos. Descargó las cajas de libros y montó la parada ambulante de la Libreria Robafaves de Mataró. Una vez más su criterio en la selección de los álbumes a la venta sedujo al público, así como a las varias decenas de narradores en activo que se congregaron en Sort.
Pep Duran, premiado en 2008 por el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil, por su labor como difusor de la literatura, empezó a contar cuentos “el año que mataron a Carrero Blanco”, fascinado por la factura de los álbumes ilustrados que se hacían en los países del antiguo bloque soviético, y que con fatiga, algunos aguerridos editores conseguían presentar al público español a pesar de la censura. Desde una librería de la pequeña ciudad de Mataró, que se consolidaría como punto de referencia en todo el Estado español, conseguía innovar y difundir la literatura infantil.
A la vera de la puesta de sol, Pep Duran, finalizada la sesión de cuentos en Sort, ante un auditorio trufado de compañeros, se sienta junto a Roser Ros, la directora de Tantàgora, y la que esto escribe, Lola Barceló, para charlar de su trayectoria vital. - Pep: En los últimos encuentros con profesores de educación infantil, uno vinculado a la Universitat Rovira Virgili de Tarragona y otro a la escuela universitaria correspondiente de Vigo, estuve ajustando la relación entre la narración de cuentos y la posibilidad de que los adultos puedan verlos y tocarlos al final de la sesión. Les propuse que me enviaran una carta para decirme que habían sentido en el transcurso de la sesión y he recibido reflexiones bellísimas. Me he dado cuenta de que, además de escuchar, los adultos se dejan llevar por un estado de ensoñación, es como si dirigieran los ojos hacia su interior en un viaje íntimo. Te explican situaciones de su infancia, olores recuperados… Sucede muy a menudo que recuerdan la sensación de los objetos que tocaron. El cuento devuelve a cada uno vivencias concretas, fija algo en el interior, algo que yo no sé lo que es.
Justo por esto me atrevo a decir que la decisión de leer se sustenta en la memoria sensitiva del cuerpo. Los momentos evocativos son aquellos que se pueden volver a recuperar y que nada tienen que ver con el entretenimiento. Son aquellos momentos que llevan al ser humano a su esencialidad.
-Lola: La lectura partiría entonces de un momento voluntarista y otro evocativo que llevaría a un memorial íntimo.
-Pep: El espacio de los cuentos es imposible de controlar y cuando los oyentes adultos se liberan de las defensas llegan a un lugar íntimo y evocativo que les deja completamente sorprendidos.
-Roser: Llegan a un lugar en el que no hay control ni de tiempo ni de espacio.
-Pep: Creo que podríamos hablar de un estado en el que el tiempo pasa volando porque no hay control mental.
-Roser: El oído funciona con diferentes niveles de atención, por eso después de una sesión como oyente yo acabo…
-Pep:… Tú acabas rendida, porque podemos hablar de una rendición. El oyente se entrega aunque tenga sus defensas en alto al inicio de la sesión. Y no sabemos cómo ni porqué, en un momento dado, caen y el oyente cae rendido.
-Lola: Un poder evocativo que es placentero…
-Pep: A veces la evocación conduce a las lágrimas, pero son liberatorias. El narrador no sabe qué ha desencadenado, pero ha llevado al oyente a un punto en el que necesita llorar.
-Roser: El placer no siempre significa risa. -Pep: ¿Qué es el placer? Una paz profunda fruto de comprenderse uno a sí mismo. A veces es muy necesario llorar para deshacer encallecimientos internos.
-Lola: El poder del cuento para disolver los enquistamientos ¿Sobre qué se sustenta?
-Pep: Intervienen muchos elementos: las metáforas, el gesto, la colocación del cuerpo, la voz, el espacio físico, el público… Creo que el narrador, en la medida de lo posible, debe ser transparente de manera que no se aferre a nada sino que sea atrapado por la palabra y por la energía. Hace unos meses Tim Bowley me brindó la mejor respuesta sobre este particular. Antes de empezar una sesión en Logroño y sorprendido por su actitud flemática, le pregunté “¿Qué haces para no estar nervioso?” y él me respondió “Yo no hago nada, son los cuentos que lo hacen todo. Yo solamente tengo que explicarlos”. Hay que entregarse al cuento con el máximo rigor posible.
Lola: Hablamos siempre de un acto en el que el inconsciente lleva la batuta. La faceta de terapeuta de Pep Durán ¿Cómo encaja con la de narrador oral y traginer de libros?
Pep: Yo empecé a contar cuentos para vender libros. Además hacía teatro aficionado en Argentona, “Els Pastorets” para Navidad y esas cosas, por lo tanto estaba habituado a exhibirme vestido de dimoni y me gustaba. Después aprendí mucho escuchando a Roser Ros y Teresa Durán, a mis maestros en suma. Pero cuando me preguntaban por mi actividad yo siempre decía que vendía libros, que no era un narrador. En un momento determinado de mi vida necesité terapia y entonces me di cuenta de que la actitud del terapeuta para tomar consciencia de la realidad es la misma que hay en los cuentos. Así que lo único que hago es contar los mismos cuentos pero con una mirada profunda dirigida al no consciente del oyente. Me doy cuenta de que a la hora de formar narradores estoy utilizando técnicas que he aprendido de la Gestalt y de la psicomagia, entre otras, pero aplicándolas al hecho de que cada persona puede ser un narrador, solamente necesita sustentarse en su verdad y que la comunique. Cada uno de nosotros puede comunicar desde su ser más profundo al ser más profundo del otro.
Roser: Estoy de acuerdo contigo, pero creo que hay diferentes lenguajes y que no todo el mundo está capacitado para comunicarse con el verbal. No nos engañemos, hay personas a las que se les encalla la palabra. Mis orejas de oyente de cuentos exigen un buen lenguaje.Pep: Ciertamente. Cada oyente vibra en una determinada frecuencia en función de su esencialidad. Si vibra ya es bueno, si te comunica, ya tiene validez para mí.
Roser: Pero a nivel artístico hay cuestiones de matiz muy marcadas. A mayor número de sesiones de narración a las que asistes, más exigente te vuelves. Estamos hablando de personas que trabajan con la palabra y que pretenden hacerlo de manera artística.
Pep: En los cursos que imparto no todo el mundo quiere dedicarse a la narración profesionalmente. Cada uno llega a un punto de él mismo según sus exclusivos deseos.
Lola: Me gustaría cerrar este argumento y abrir otro que hemos tocado sólo de pasada: Tu relación entre la oralidad y la letra impresa.
Pep: Me quedé tan maravillado con los primeros álbumes ilustrados presentados en la Feria de Literatura Infantil de Bolonia, en la primera mitad de la década de 1970, que me dije que yo quería darlos a conocer. Empecé con la librería y con una maleta de cartón que me regalaron por mi cumpleaños. A lo largo de mi trayectoria me han robado dos veces todas las maletas, lo cual ha sido una auténtica desgracia porque además de los álbumes meto objetos personales sobre los que me apoyo en la sesión. Esos objetos me sirven para conectar con la energía de cada una de las historias que vehiculan. Hay algo muy poderoso en la relación con el objeto.
Lola: Muchas veces el cuento sirve para que el narrador se explique a sí mismo ante los demás.
Pep: Tal vez porque soy tauro y necesito un anclaje, de mi época de terapia, de mi época de lágrimas, tengo unas maletas que explican mis fracasos amorosos. Conté tantas veces aquellos cuentos como fue necesario.
Roser: Te curabas.
Pep: Totalmente.
Lola: Entonces Pep Duran llegó a la oralidad desde los libros.
Pep: Así es. Ahora estoy jubilándome de la Librería Robafaves de Mataró porque ya he cumplido allí mi cometido ¿Y qué estoy haciendo ahora mismo? Pues buscar la manera más clara de trasmitir lo que he aprendido, es decir, formar en la experiencia de los cuentos. Voy allí donde me llaman, pero sobretodo atiendo a maestros, educadores y cuidadores. Entre los proyectos inmediatos está el de crear en el Montseny, cerca de Sant Esteve de Palautordera, una “Casa de Contes”, donde pueda traspasar lo aprendido en mi práctica profesional de librero y contador a quien esté interesado (familias, bibliotecarios, maestros, animadores, terapeutas, libreros,…), también participar en el CONGRESSO INTERNACIONAL DE PROMOÇÃO DA LEITURA que se realiza en Lisboa en enero del 2009 auspiciado por la Fundación Calouste Gulbenkian, en el ámbito del proyecto Gulbenkian "Casa da Leitura, con el tema "FORMAR LEITORES PARA LER O MUNDO", exponiendo mi experiencia en este ámbito, junto con varios expertos, Tersa Colomer, Daniel Pennac, Pedro Cerrillo,….. ¿Qué he hecho en mi vida? Yo sólo sé vender libros y tratar con los niños y parece que estas dos cosas despiertan el interés de los teóricos.
Roser: En la sociedad de la información conviene la excelencia en el propio campo. Que cada cual trabaje en tu territorio, investigue y busque la superación y la innovación.
Pep: Yo no soy un buen lector. ¡Qué sé yo qué es un buen lector!
Roser: Prescindiría del adjetivo “bueno”. Yo conozco sobretodo la tipología del lector que busca una evasión, que se crea un mundo propio y personal como una defensa y que no hace falta que tenga un entorno particularmente horroroso. Un lector que muchas veces es fetichista.
Pep: ¡Yo soy muy fetichista!
Roser: En cualquier caso tu peculiaridad es que llegas a la oralidad a través de la lectura.
Pep: Me quedo enamorado de la oralidad y me doy cuenta de la fuerza que tiene. Soy un defensor de la lectura en voz alta. Y estoy luchando para que los editores contraten lectores. Es a través de lo físico como yo encuentro mi voz. Creo en lo físico, he descubierto el cuerpo cuando ya era adulto y cuanto más mayor me hago más siento las sensaciones en el cuerpo.
Ha transcurrido una hora y el sol se ha puesto en los Pirineos. Los últimos niños salen del Parc del Riu, contentos por llegar a casa donde les espera el baño y la cena. También a nosotros se nos ha abierto el apetito. Así que sin dejar de hablar, pero ya con la grabadora dormida, nos apresuramos para llegar puntuales a la cena, que a la mesa nos esperan otros amigos con los que despedir el día.
(entrevista publicada a la revista Tantágora al 2009)